La idea de que todos somos vibración se basa en conceptos de la física cuántica y la teoría de la mecánica ondulatoria. Según esta teoría, todas las partículas subatómicas, incluidos los átomos y las moléculas que constituyen nuestro cuerpo, pueden ser descritas como ondas de energía.
En la física cuántica, se postula que las partículas no tienen una existencia definida en un solo estado o lugar, sino que existen en múltiples estados simultáneamente, lo que se conoce como superposición cuántica. Estos estados se describen mediante funciones de onda, que son distribuciones matemáticas que representan la probabilidad de encontrar una partícula en diferentes estados.
En relación con los seres humanos, se ha planteado la hipótesis de que nuestros cuerpos, a nivel subatómico, también pueden describirse como ondas de energía en superposición cuántica. Estas ondas de energía están en constante vibración y fluctuación. Según esta idea, la vibración de nuestras partículas subatómicas contribuye a la forma en que percibimos el mundo y cómo interactuamos con él.
Desde una perspectiva más metafórica o espiritual, la noción de que todos somos vibración también puede interpretarse en términos de energía y resonancia. Se postula que cada persona emite una energía única que se refleja en su estado emocional, mental y espiritual. Esta energía puede resonar con otras personas y con el entorno que nos rodea.
Es importante destacar que esta idea de que todos somos vibración no debe entenderse de manera literal o exclusivamente en términos científicos, sino que puede tener connotaciones más amplias y filosóficas. Cada persona puede interpretarla de acuerdo con sus propias creencias y perspectivas individuales.
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